Si hay cosas perfectas en el mundo, la playa de San Sebastián es indudablemente una de ellas. Cierto arquitecto ilustre me decía hace poco: "Arqutectónicamente, no se puede hacer nada mejor. Las playas de baños deben ser curvas, y fíjese en la curva de ésta. Deben tener un declive lento, y acaso no haya otra que se acomode como ella a tal condición. Es necesario que el mar no llegue nunca allí con violencia, que lo contenga un rompeolas, y el rompeolas ahí lo tiene Ud., en la isla de Santa Clara. El viento marino, demasiado fuerte por veces, puede molestar a los bañistas. En San Sebastián no les molesta nunca. Sople de donde sople, tropieza antes en la pared del monte Igueldo y en la del monte Urgull".
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