El acontecimiento del verano de 1894 fue el batallón infantil, ideado por don José Cárcer. Constaba de cuatrocientos muchachos de edades comprendidas entre los cinco y los doce años que formaban cuatro compañías. El Ayuntamiento aprobó un presupuesto de 22.000 pesetas y con ellas se compraron fusiles Mausser en miniatura, fabricados en Eibar y los uniformes que confeccionó un sastre militar en Pamplona. El uniforme era idéntico al que llevaban los miqueletes y constaba de poncho de paño azul, pantalón rojo, polainas de paño negro, boina encarnada, cartucheras y correajes negros. Y el fusi iba dotado de la correspondiente bayoneta,
De organizar e instruir a aquel pequeño batallón se encargó el teniente coronel Ortega, auxiliado por cuatro oficiales, algunos sargentos y cabos escogidos entre los de paciencia más acreditada. En el batallón formaban muchachos de todas las clases sociales, desde el asilado al hijo del capitán general Polavieja, desde el hijo de un humilde menestral al de un banquero.
Hacian instrucción dos veces al dia, por la mañana muy a primera hora, y al caer el dia, en un descampado que habia en el Antiguo, en la fabrica de botellas que alli tenia el señor Brunet. "Cuando hacen la instrucción de armas", escribia el periódico "La Voz de Guipúzcoa que se ocupaba extensamente del batallón, "no se oye más que un golpe al caer el fusil de madera que ahora manejan, cuando se manda alineación, rápidamente fornsan muy correctos y esto lo hace desde el cabo de gastadores hasta los guias de compañía que no pasan de diez".
La presentación del batallón fue en septiembre, pero dos meses antes comenzó la instrucción, Don Antonio Peña y Goi escribió tras verlos desfilar "Dos meses de trabajo incesante, de sujeción diaria, a que se han someti do sin chistar los La presentación del batallón tuvo lugar el 8 de septiembre de 1894, festividad de la Virgen del Coro, y el acto se desarrolló en la plaza de toros de Atocha, la de José Arana. A las tres y media de la tarde desfilaba el batallón por las calles de la ciudad que se encontraban llenas de gente para ver la marcialidad de aquellos soldados.
El hatallón constaba de su escuadra de gastadores, música, tambores y cornetas, un coronel y un teniente coronel a caballo, cuatro compañias, carro y viveres. La plaza estaba llera hasta la bandera y en les tendidos habis tantas mujeres como hombres.
A las cuatro en punto, al compás de una marcha militar, hacia su entrada en el ruedo el batallón infantil. Rompian la marcha la escuadra de gastadores, seguia la banda de tambores, luego la de cornetas, después la de música compuesta de veinte "profesores", muchachos aguerridos dirigidos por el "maestro" Guillermo Mújica. El tentiente coronel Ignacio Roca y el comandante Antonio Marti montaban briosos corceles seguidos del corneta de órdenes.
La primera compañía la mandaba el capitän Hernández, siendo tenientes Salazar y Arizmendi y segundos Cruz y Grillet. La segunda el capitán Arrúe y primeros tenientes eran Pérez y González y segundos Fuentes y Arrúe. La tercera, el capitán Martinez Anibarro, primeros tenientes Movellán y Valle y segundos Lagarna y Otero y la cuar ta el capitán Juaristi, primeros tenientes Usandizaga y Urquijo. Tras el batallón marchaba el médico Lataillade y el maestro armero. Y por último el carro de batallón con dos arrieros y una linda cantinera. El abanderado era Valle.
Hicieron diversos ejercicios, despliegue de compañías, presentación de armas y marcha real, lista y parte por compañías o revista de presente, oración, manejo de armas, marcha en columna de honor y por último esgrima.
Siguió el aurresku. Tres individuos del batallón tocaron el "thum-thum" ejecutando el baile tradicional diex miquéletes y doce niñas. Luego cada compañia cantó su himmo. La letra del himno dedicado a España comenzaba asi: "El sacro amor patriótico/ nos preste inspiración/ y con fervor un cântico eleve nuestra voz./ Cantamos de ale gria/ henchido el corazón joh, Patria! tus grandezas que nuestro orgullo son./ Tu historia, noble España, aliento nos dará que es luz que a nuestros pasos de guia servira/Bendiga Dios la Patria/ y neoja con fervor el grito įviva Españal de nuestro corazón".
La fiesta resultó preciosa y no se hizo ni monotona ni pesada. Duró hora y media y el público disfruto de un espectáculo original, agradable y entretenido. La familia real no asistió por haber recibido aquella mañana la noti cia del fallecimiento del conde de Paris.
El periódico comentaba: "No puede hacerse más con los niños que en su inmensa mayoría no tiene ni noción de musica y que sienten más entasiasmo por aprender la instrucción y la esgrima que por aprender a cantar himnos",
pequerios miqueletes, son dos meses robados a la holganza, a la travesura, al mal vagar, dos meses bien aprovechados, puesto que han servido para inculcar a los mozalbetes hábitos de obediencia y mostrarles las dificultades que pueden allarmarse con esas dos grandes fuerzas: la paciencia y la unión
El batallón constaba además de una banda de veinte hombres y veintiocho músicos y una banda de cornetas que ensayaban también a las mismas horas que sus compañeros los infantes. Cada compañía tenía su himno, uno dedicado a la Patria, misica del maestro José María Echeverría, letra de Angel Maria Castell, director de "La Voz de Guipúzcoa", otro a Euskal Erria, letra en vascuence de Antoroo Arzac, música del maestro Juan Guimón, el terce ro era el himno al rey, letra de Adolfo Comba, música de Antonio Peña y Goñi, y el cuarto a Oquendo, letra de Carmelo Echegaray y música del maestro Santesteban
Todo el mundo aquel verano hablaba del batallón infantil y tres periódicos de Paris, "Le Figaro", "Le Temps y "Le Petit Journal" se ocuparon del mismo, y el alcalde de San Sebastian, don Joaquin Lizasoain, recibió una carta desde la capital francesa solicitando el envío de un dibujo del uniforme que llevaban aquellos valientes soldados.
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