Acto seguido manifestó que quedaba constituída la Sociedad coral euskara "Orfeón Donostiarra" e invitó a todos los socios a la reunión que ha de celebrarse mañana a la misma hora, para la elección de la Junta Directiva.
Y no habiendo más asuntos de que tratar, se dio por terminada la reunión. El Presidente interino Joaquín M. Baroja. El Secretario interino José Urtubi".
Estos son los primeros documentos que dan fe de que habla nacido el Orfeón Donostiarra.
Refiere Joaquin Muñoz Baroja las primeras andaduras del recién nacido Orfeón, que en los locales cedidos por la Sociedad Unión Artesana celebraba casi todas las noches los ensayos. Hasta que realizaron su primera salida ante público. A Mondragón le cabe el orgullo de haber sido pionero en la fabricación de acero y la satisfacción de asistir a la primera actuación pública del Orfeón Donostiarra. Fue el 7 de julio de 1896 cuando los maestros canto-res se enfrentaban a un público, y cuando cosecharon su primer triunfo
Los primeros componentes de nuestra masa coral eran veinte: Nemesio Saizar, Juan Cruz Barea, Enrique Otegui, Pedro Sopelarte, Emilio Hontenzy, Eduardo Biquendi, José Urtubi, Martin Usandizaga, Ignacio Mendiluce, Gregorio Saralegui, Rafael Arrieta, Javier Flores, Rufino Prodera, Avelino Barriola, Juan Olaondo, Lorenzo González, Valeriano Alzuga, Clemente Carril y los hermanos Valentin y Joaquin Muñoz Baroja. Había representantes de todos los gremios y actividades laborales de la sociedad: un charcutero, un secretario del Banco de San Sebastián, un con-serje de la Escuela de Artes y Oficios, el cocinero que elaboraba la mejor sopa de pescado de la que había memo-ria... Aquel dia cogieron el tren correo de las siete y media, llevando todos el distintivo de la boina encarnada y muchos alpargatas blancas. Se apesaron en Zumarraga y se dirigieron a Villarreal y alli, al pie de la estatua de Iparraguirre, el inmortal bardo, con las cabezas descubiertas entonaron su himno, "que fue escuchado por gran número de vecinos y todos los chiquillos de la escuela, cuyo profesor dio suelta a todos ellos, sin duda, en el momen to de vernos llegar a la plaza, a la que dimos aspecto de dia de fiesta", refiere Baroja.
Marcharon huego a Zumarraga donde en la fonda del Paraíso tomaron el "amarretako" y luego fueron a Mondragón. Era la primera vez que actuaban en público y cuando se hallaban en un tablado que se había levanta-do en la plaza, los nervios de todos estaban a flor de piel. Y comenzó el concierto. El repertorio del Orfeón era corto, pero lo tenían bien ensayado. Se componia de "Illunabarra", "Charmangarriya", unos "Coros suecos" con letra vas congada, "Ume eder bat", que cantado por el tenor Flores hubo de repetir a instancias del público, "Boga, boga!" y como múmero final el "Guernikako", que fue repetido
Por la noche fueron a Arechabaleta, donde se hallaban aquel dia los diputados provinciales y como escribió un cronista, "en un marco de extraordinaria belleza lograban convencer, con las más emotivas manifestaciones de sus bien timbradas voces, a los diputados y a las notabilidades del país cuân importante era el conseguir, con carác ter permanente, el sostenimiento de tal entidad, y se hacían, entre los más fervientes votos de nuevos y más rotun dos éxitos, las promesas de apoyo máximo al recién nacido Orfeón Donostiarra".
Al dia siguiente regresaron a San Sebastián. Desde entonces, el Orfeón ha ido mejorando llegando a ser la masa coral más conocida en España que ha cosechado trofeos en Europa y América. Resulta imposible recoger en unas cuartillas la vida artistica de nuestro Orfeón, orgullo de los donostiarras. Miguel Pelay Orozen escribió su historia en un extenso volumen y a él remitó al que desee conocer más datos de la vida de nuestra masa coral. Yo sólo voy a referiume a un aspecto poco conocido de ella, la compañía lirica que formó, con un "elenco" magnifico. Fue en 1933 y conto con la colaboración de "Los Cosacos del Don... Pio", coro formado por veintiún cantores escogidos y dirigidos por Sotero Irazusta. El director de escena era Gregorio Beorlegui y el maestro director y concertista, Juan Gorostidi
Cuando se anunció que en el teatro Victoria Eugenia iba a tener lugar la Semana del Orfeón Donostiarra, la curiosidad por conocer esta nueva faceta de nuestra masa coral desembocó en una extraordinaria expectación por asistir a las representaciones. Fue el jueves 4 de mayo de 1933 cuando se inició la Semana con la representación de "La casa de Quirós", comedia en dos actos que los artistas del Orfeón bordaron. Luego actuó el coro de "Los cosa cos del Don Pio", que ese día estrenaron uniforme y que cantaron con su gracia habitual.
Pero lo que la gente esperaba eran las zarzuelas y cuando se levantó el telón el viernes 5 para representar "Katiuska", no cabia un alfiler en el teatro. Según los críticos, la zarzuela de Soruzabal "fue representada con una propiedad que no podrán alcanzar más que nuy contadas compañías de zarzuela y de las mejores", Y se citaba a los actores y actzices que destacaron, a Laura Carasa, "que además de guapa tiene mucha gracia", a José María del Val, Encarnación Abad, Margarita Echepare, Paco García y nada digamos de Gregorio Beorlegui, actor hacia tiempo con sagrado. Y en el capítulo de los cantantes elogiaban a Pilar Garayalde, Victor Aguirre y a Aguirreche,
Los mayores elogios de los críticos se los llevaba María Elena Arizmendi que hizo una creación de la danza ucraniana "que puno de manifiesto el arte que esta señorita atesora".
El añbado se representó "El caserio y se repitió el éxito. Algunos actores se estrenaron con Guridi, como Ana María Fernández que hizo una deliciosa caserita, Linazasoro, buen actor y buen cantante, que tuvo que repe tir la romanza del segundo acto, José Luis Gurruchaga, director de la banda de música de Villafranca hizo el perso-naje de Santă desarrollando la parte cantada con maestria. El gran artista Marcial Otegui, que supo ser cómico sin caer en lo grosero ni en lo grotesco...
Las funciones se repitieron terminando el domingo con tres, a las cuatro "Katinska", a las 6,30 "El caserío y a las 10,30 "Katiuska" y en los entreactos "Los cosacos del Don Pio
Ternino estas breves lineas sobre nuestra incomparable masa coral con des juicios sobre ella. El primero del pintor José María Sert: "Un pintor no puede expresar con palabras lo que siento al oir al Orfeón Donostiarra dirigi-do por don Juan Gorostidi y por mi Falla al inaugurar San Telmo".
Y el otro del escritor y periodista José Maria Donosty: "No ha habido institución artística y cultural dones-tiarra que más haya contribuido al progreso y a la fama de San Sebastián que el Orfeón Donostiarra".

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