En Miraconcha las monjas del Sagrado Corazón compraron una finca cuyas dos quintas partes pertenecían a un diputado provincial que militaba en el partido republicano. La congregación española tenía una superiora que vivía en Madrid, en Chamartin de la Rosa. Doce religiosas francesas procedentes de Burdeos y de Pau vinieron a nuestra ciudad y a ellas se agregaron otras tantas religiosas españolas. Abierto el colegio, contaban con 32 alumnas francesas en régimen de internado, que pagaban la entonces elevada cantidad de 225 pesetas al mes, y un número de alumnas españolas que estudiaban en régimen de media pensión. Los jueves, día que podía ser visitadas las internas, llegaban a San Sebastián familiares de ellas procedentes del mediodía de Francia. Algunas de estas familias, como la condesa de Revercaux y otra perteneciente a la aristocracia rusa, se quedaron a vivir en nuestra ciudad para estar más cerca de sus hijas. En aquel edificio del colegio del Sagrado Corazón recibían educación ochenta niñas que no abonaban ningún dinero, y los domingos había clases de labores y francés para muchachas adultas. Aquel colegio se cerró en la década de los sesenta.
("Del San Sebastián que fue".- Juan Maria Peña Ibañez.)
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